Innumerables estudios científicos lo demuestran: un buen sueño también está determinado por la temperatura óptima de la habitación. Especialmente en invierno.

Por lo tanto, es importante saber cómo configurar el sistema de calefacción para proporcionar la temperatura nocturna adecuada, que no siempre coincide con la necesaria para el confort durante el día.

En este artículo, analizaremos más de cerca la relación entre el sueño y la temperatura ambiente, proporcionando algunos consejos sobre cómo regular la calefacción para garantizar una mejor calidad del descanso.

¿Qué pasa si dejo la calefacción prendida toda la noche? 

Dormir con la calefacción encendida puede ser útil para garantizar un ambiente confortable y favorecer un sueño reparador, especialmente cuando las temperaturas son muy bajas. Sin embargo, es importante ajustar la calefacción a una temperatura adecuada para evitar el sobrecalentamiento y mantener una humedad relativa confortable en la habitación. Aquí hay algunos puntos a considerar:

• Confort térmico. Dormir en un ambiente demasiado frío puede dificultar el descanso y causar molestias durante la noche. En algunos casos, encender la calefacción puede ayudar a mantener una temperatura confortable y favorecer un mejor sueño.
• Calidad del aire. El uso prolongado de la calefacción puede reducir la humedad en el interior de la habitación, lo que puede provocar sequedad en las vías respiratorias y molestias durante el sueño. Para resolver este problema, se puede considerar el uso de un humidificador para mantener niveles óptimos de humedad.
• Impacto ambiental. Un calentamiento excesivo puede aumentar el consumo de energía y contribuir a la contaminación ambiental. Para reducir el impacto ambiental, es recomendable ajustar el termostato a una temperatura moderada y usar mantas o ropa abrigada para mantener el calor corporal durante la noche.

En conclusión, dormir con la calefacción encendida puede ser útil para el confort y el descanso, pero es importante encontrar un equilibrio para evitar el sobrecalentamiento del ambiente y reducir la humedad del aire.

¿Cuál es la temperatura ideal para dormir?

Es difícil dormir bien si la temperatura de la habitación no es adecuada.

El sueño se compone esencialmente de dos fases: la fase de sueño profundo llamada fase REM (movimiento rápido de los ojos), caracterizada por un rápido movimiento de los ojos debajo de los párpados y fundamental para un buen descanso, y la fase NREM (no REM), caracterizada por un movimiento no rápido de los ojos, durante el cual la frecuencia cardíaca disminuye, los músculos se relajan y las ondas cerebrales alcanzan los niveles más bajos posibles para permitir que el cerebro entre en la fase REM.

Durante la noche, las fases NREM y REM se alternan. Sin embargo, durante la fase REM, el cuerpo no puede regular la temperatura corporal como lo haría durante una fase de vigilia normal. Por lo tanto, si la temperatura de la habitación no es la adecuada, ya sea demasiado caliente o demasiado fría, el cerebro se ve obligado a activarse para regular la temperatura, interrumpiendo la fase de sueño profundo.

Un estudio realizado por la Academia Americana de Medicina del Sueño ha demostrado que la temperatura ideal para dormir, asegurando una buena termorregulación del cuerpo, es de aproximadamente 19 grados. A esta temperatura, el cuerpo parece ser capaz de producir melatonina, una hormona que favorece un sueño más confortable.

¿Cómo afecta la calefacción en la salud?

En general, tanto de día como de noche, se desaconseja el sobrecalentamiento de los ambientes, especialmente para quienes sufren de problemas circulatorios como piernas pesadas o venas varicosas. El calor tiende a dilatar los vasos sanguíneos, lo que puede aumentar la incomodidad y provocar otros problemas. Además, un calentamiento excesivo puede causar una serie de otros inconvenientes para el organismo, como piel seca, dolor de garganta, dolores de cabeza y deshidratación.

El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) recomienda, por lo tanto, una temperatura entre 16 y 19°C en un dormitorio, y entre 18 y 20°C para la habitación de un niño pequeño o un recién nacido. Como se explicó anteriormente, una habitación demasiado caliente puede retrasar el sueño debido al efecto vasoconstrictor del frío, que favorece la circulación sanguínea, el inicio del sueño y la regulación de la temperatura corporal. Una temperatura inadecuada puede causar retrasos en el sueño e incluso trastornos del sueño como insomnio y despertares frecuentes que pueden tener repercusiones en el estado de ánimo.

Mejorar la calidad del sueño con calefacción inteligente

Para garantizar la temperatura adecuada en el dormitorio durante la noche, y por lo tanto un sueño verdaderamente reparador, es muy útil utilizar un sistema de calefacción inteligente.

Estos tipos de sistemas inalámbricos pueden ser controlados a distancia desde un teléfono inteligente a través de una aplicación y ofrecen configuraciones de múltiples zonas, es decir, pueden establecer una temperatura específica en cada habitación de la casa.

Pero eso no es todo. Los termostatos inteligentes también pueden monitorear la calidad del aire en la habitación donde están instalados, así como la humedad y la presencia de cualquier sustancia nociva. Estos datos suelen estar disponibles en cualquier momento a través de una aplicación.

Gracias a la función de programación inteligente, estos sistemas también aprenden automáticamente los hábitos de los ocupantes de la casa, preparando la temperatura ideal en cada habitación según la hora del día.

La garantía de que la temperatura de una habitación sea correcta será proporcionada por las válvulas termostáticas inteligentes, dispositivos que regulan automáticamente la temperatura del agua que circula en los radiadores y que también son capaces de comunicar al sistema cambios repentinos de temperatura anormales, causados, por ejemplo, por la apertura de una ventana.

Un sistema de calefacción inteligente no solo ofrece una sensación de bienestar, sino que también evita desperdicios de energía molestos y costosos, evitando que la calefacción se encienda cuando no es necesario.