¿Cuál es el sistema de calefacción más económico?
No es fácil determinar cuál es la solución más económica para la calefacción.
En general, depende de cuatro variables:
- el precio de compra
- el precio de instalación
- el precio de mantenimiento
- el precio de la energía utilizada.
En este artículo compararemos los diferentes métodos de calefacción más utilizados, destacando sus características y los costes que conllevan.
¿Qué tipo de calefacción consume menos energía?
La tecnología utilizada en los sistemas de calefacción sigue avanzando. El mercado ofrece una amplia elección entre sistemas tradicionales y sistemas alternativos que tienen como objetivo optimizar el ahorro de energía. Vamos a verlos todos e intentemos definir juntos las ventajas y desventajas.
Caldera de gas
La calefacción con gas natural es el sistema de calefacción más común en España.
Su instalación es bastante sencilla, al igual que su funcionamiento. Conectada al gas de la ciudad, la caldera quema el combustible para producir calor y calentar el líquido caloportador en su interior.
Este líquido, que generalmente es agua, entra luego en dos circuitos: uno que alimenta las tuberías a los grifos proporcionando agua caliente sanitaria, para lavar o cocinar, el otro que alimenta el sistema de calefacción doméstica, normalmente a través de aparatos de calefacción como radiadores de agua o eléctricos.
Una caldera de gas puede durar unos diez años y puede costar unos 1500 euros, instalación incluida.
El coste más importante de este sistema de calefacción es sin duda el de la materia prima, es decir, el precio del gas, que ha experimentado un fuerte incremento durante los últimos años.
Caldera de condensación
La caldera de condensación a gas es un modelo de caldera a gas con una eficiencia energética muy elevada. Esto significa que produce más energía de la que consume, favoreciendo así el ahorro económico.
El funcionamiento es bastante similar al de una caldera de gas tradicional, y el agua se calienta tanto para uso doméstico como para calefacción, ya sea por suelo radiante o por radiadores de inercia.
La diferencia es que los modelos de condensación también pueden recuperar el calor de los humos y vapores producidos por el proceso de combustión de los gases, que en una caldera tradicional son expulsados (y por tanto perdidos) por el conducto de humos.
La caldera de condensación es por tanto un sistema que minimiza las emisiones y consigue recuperar energía (calor) directamente de sus propios residuos, lo que reduce considerablemente la necesidad de quemar gas de la red de distribución.
Esto ahorra hasta un 30% en la factura de la calefacción gracias a un menor consumo de energía. Por eso, si decides cambiar tu caldera de gas por una de condensación, también puedes utilizar a las ayudas económicas del Estado.
El coste de un sistema de este tipo, instalación incluida, puede llegar a los 2500-3500 euros.
Calefacción por suelo
Otra buena solución para calentar una casa es la calefacción por paneles radiantes (o calefacción por suelo radiante).
Es una calefacción que puede ser hidráulica o eléctrica, con paneles radiantes que se instalan bajo el suelo y que calientan el ambiente por radiación, hasta el techo, de forma muy uniforme.
Tiene la gran ventaja de poder funcionar correctamente incluso si el agua dentro de su circuito se calienta a 30-40°, mientras que para los radiadores normales el agua debe calentarse a 70°. Como resultado, necesita menos gas para alcanzar la misma temperatura.
Sin embargo, la calefacción por suelo radiante es relativamente cara cuando se trata de una nueva instalación.
Por una casa de unos 100 metros cuadrados, puedes costar entre 4000 y 7000 euros. Sin embargo, es una inversión a largo plazo, que sin duda se amortiza con el tiempo con un menor consumo de gas.
De hecho, en promedio, la calefacción por suelo radiante cuesta un 25% menos que una instalación de calefacción eléctrica tradicional en términos de consumo anual.
Bomba de calor
En las casas más modernas, de diseño domótico, cada vez está más extendido el uso de la calefacción con bomba de calor.
Este sistema no utiliza gas como combustible, sino simplemente electricidad y las calorías presentes en el aire (sistema Aire-Aire), en el agua (sistema Agua-Aire) o en el suelo (sistema Tierra-Aire).
En su interior, un fluido caloportador se calienta al contacto con la fuente de calor elegida y se transforma así en gas. Este cede entonces su calor al agua del circuito de calefacción y vuelve al estado líquido para iniciar de nuevo su ciclo. Por supuesto, al igual que las calderas, las bombas de calor también pueden producir agua caliente sanitaria.
Dicho esto, hay que tener en cuenta que en zonas especialmente frías, un sistema de bomba de calor no siempre es capaz de restablecer una eficiencia térmica adecuada, especialmente si la calefacción es luego irradiada por radiadores.
Además, dicho sistema ocupa mucho espacio y es bastante caro.
Para una calefacción de este tipo, de hecho, se pueden superar fácilmente los 10000 euros. Está claro que evitar el uso de gas natural reduce significativamente los gastos de energía a largo plazo, a pesar de que el costo de la electricidad ha aumentado significativamente recientemente.
Biomasa, chimenea y estufas
También existen sistemas de calefacción alternativos, que utilizan diferentes combustibles.
Entre ellas, destacamos la calefacción tradicional de leña y la calefacción con caldera de biomasa, que utiliza como combustible material orgánico/natural (como las calderas de pellets) y material de reciclaje industrial.
Sin duda es una solución ecológica pero hay que saber que es importante recurrir a sistemas de nueva generación y no olvidar de revisarlo anualmente para evitar cualquier riesgo de liberación de partículas finas y monóxido de carbono en el aire.
El coste de una instalación de este tipo, que además favorece una excelente eficiencia térmica, también depende mucho del tipo de combustible utilizado y del tipo de instalación.
La biomasa, por ejemplo, debe ser tratada químicamente, lo que puede generar costos más altos que los combustibles fósiles como el gas.
Para estufas de pellets clásicas o chimeneas de leña de nueva generación, el precio puede alcanzar los 5.000 euros. En cambio, para una caldera de biomasa, los costes aumentan considerablemente y pueden llegar en este caso también a los 10.000 euros.
¿Cuáles son los radiadores que menos consumen?
La eficiencia energética ciertamente depende del sistema de calefacción adoptado, pero no solo. Los radiadores también juegan un papel importante. Si funcionan correctamente y están en buen estado, es más fácil conseguir el confort térmico y gastar mucho menos en calefacción.
Los diferentes tipos de radiadores disponibles en el mercado son:
- Los radiadores de hierro fundido, presentes sobre todo en las casas más antiguas y hoy en día poco utilizados porque son muy caros. Retienen el calor por más tiempo incluso cuando están apagados, pero son muy voluminosos.
- Los radiadores de aluminio, más económicos y modulares. Son ligeros y menos voluminosos, pero pueden corroerse si el pH del agua es superior a 7, es decir muy alcalino. Se calientan rápidamente, aunque no retienen muy bien el calor.
- Los radiadores de acero son un excelente compromiso entre los de hierro fundido y los de aluminio. Pueden ser modulares igual que los de aluminio, pero combinados con una buena caldera, ahorran entre un 8 y un 10% más en la factura, porqué retienen mejor el calor.
En ausencia de un sistema de calefacción central, muchos hogares recurren a la elección de radiadores eléctricos. Muy económicos de comprar, pueden - en modelos de bajo consumo - ser una buena alternativa para pequeños apartamentos o segundas residencias. Actualmente, gracias a su capacidad de almacenar el calor y seguir difundiéndolo mucho después de estar apagados, los radiadores de inercia, fluidos o secos, son los modelos que menos consumen.
Un buen radiador y válvulas termostáticas tecnológicamente avanzadas son la combinación perfecta para una calefacción económica. De hecho, las válvulas inteligentes optimizan el rendimiento de los radiadores de acuerdo con las necesidades y los hábitos del usuario.
¿Cuál es el mejor sistema para calentar una casa?
No existe, en términos absolutos, un sistema de calefacción más barato que otro.
En general, cuando el precio del sistema es más bajo, el precio del consumo es más alto y viceversa.
Por eso, para calentar la casa de forma económica, creemos que hay que pensar más en el tipo de gestión del sistema instalado.
En este sentido, un sistema de calefacción inteligente puede ser de gran ayuda.
Adaptable a cualquier tipo de instalación, ya sea una caldera de gas, una caldera eléctrica o una bomba de calor, un sistema de este tipo permite ahorrar gracias a una gestión más cuidadosa del consumo energético.
Por tanto, es posible transformar una instalación tradicional, independientemente del combustible que la alimente, en un sistema inalámbrico y multizona, personalizable para cualquier tipo de vivienda.
Con un termostato inteligente, por ejemplo, sobre la posibilidad de regular las temperaturas de las diferentes zonas de la casa, haciendo el consumo proporcional a las necesidades reales de sus ocupantes, se puede controlar tanto el nivel de humedad como la calidad del aire interior.
Las diversas funciones de control remoto garantizadas por las aplicaciones de smartphones o también asistentes de voz como Google home o Alexa, permiten detectar anomalías en el sistema en tiempo real, para intervenir rápidamente y evitar altos costos de mantenimiento.
En un momento en que incluso los combustibles históricamente más baratos están experimentando aumentos significativos de precios, la gestión inteligente de la calefacción realmente puede marcar la diferencia en términos económicos.
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